sábado, 3 de mayo de 2008

FUENTE NUEVA SE ENGALANA

Primer domingo de mayo. Madres de todas partes recuperan el protagonismo merecido y en ocasiones olvidado que demanda su persona. Salen de sus casas, acompañadas o solas, se van reuniendo en las calles para despedir a su Patrona.
Recuerdo de este último, una mañana nublada, el cielo más gris que pueda imaginarse, pero al mismo tiempo templada. Deprimido, por ir solo, ya que dejo a mi hijo ingresado en el hospital en compañía de su madre, recuperando fuerzas después de haber librado una dura batalla. Siempre hemos despedido a nuestra Virgencita en familia, a por mi hija, no me da tiempo de ir (la tiene su abuela, en estos días de desconcierto que propician los hospitales). Con paso rápido me voy acercando al puente de San Francisco y me sorprende que siendo tan temprano, la calle Fuente Nueva e incluso el puente esté tan concurrido. Esto es síntoma de que la Virgen esta al llegar.
No vacilo un momento y tomo posición justo frente a la repinada calle. La cabeza de la procesión ha llegado a mi lado pero en lo alto lo único que puedo ver es el azul cielo de los hermanos de avanzadilla. Los balcones muestran sus vestimentas de gala, en unos banderas en otros mantones, hay incluso telas blancas con adornos florales, muy coloristas, enmarcados con la faja azul de nuestra Señora. En el centro del empedrado, dos mesas, a distinta altura de la calle, refrendan flores y piden parada al paso de la Santísima Virgen de la Montaña. El gentío murmura sobre la llegada, los encuentros se tornan en besos y felicitaciones a las madres, los chiquillos nerviosos por empezar la romería chascan con la vista clavada en lo alto, mientras una pareja, agarrados de la mano, con las mochilas a cuesta son los únicos que se miran a los ojos. Veo a un niño de la edad de mi hijo que juega con sus primos y de repente el pensamiento se bloquea, los ojos se cargan y me hago el fuerte para no llorar, cambio mi mirada hacia el frente y pienso si estoy donde debo estar, ¿Cuál será mi sitio en ese momento? Se que la intervención que le realizaron a mi hijo, hubo algo milagroso, pues las cosas salieron insospechadamente bien, yo desde el primer momento que supe de la gravedad de la operación me encomendé a mi Virgencita de la Montaña, que era lo único que me daba fuerzas para afrontar mi desasosiego, medite y me di cuenta que el egoísmo me invadía irremediablemente, pero me daba igual, porque al mismo tiempo comprendía que la prueba que estaba afrontando era voluntad de Dios. Reconozco que no soy modelo de cristianismo y también que siempre nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena, pero ha tenido que ocurrirme esto, para darme cuenta que en décimas de segundo nos convertimos en lo mas pequeñito que existe en el firmamento, igual que se desmoronaba la torre de babel, se desmoronaban mis proyectos, mis ambiciones, mi hasta ahora, perfecta vida y tan dura prueba me pulía y reafirmaba como persona, si, había sido egoísta al encomendarme a la Santísima Virgen, pero cuando tan despreciable defecto, sirve para recapitular y comenzar como otra persona, a partir de ese momento, el pecado se convierte en redención, además, habiendo un hijo por medio ¿se puede tachar de egoísta al padre que pide por el?.- Estoy aquí, este es mi sitio en este momento y no puede haber otro-(me dije). La confianza de estar haciendo lo que debo me cambia el ánimo y de repente, también de forma divina, incluso con luz propia la veo asomar en lo alto de Fuente Nueva. Dios, que grande eres, pienso en ese momento, Tan pequeñita en lo alto y tan grande en mis sentimientos, mírala, que galana, va con su manto rojo-que GUAPA-. El murmullo se acrecienta, por los margénense de la calle bajan los acompañantes, todos quieren estar a su lado pero la anchura no lo permite. Ella con su paso garboso enfila la bajada cual madre en su día, sintiéndose admirada, querida y agasajada, no dejando un movimiento sin que la gente a su paseo, santigüe, admire o sonría, lo pienso y me digo, -¿Qué estarán pensando (pidiendo u ofreciendo) cada uno de ellos?, todos te damos algo, te damos nuestra obligada presencia, ya que a cambio recibimos la serena tranquilidad que invade nuestros corazones al mirar tu preciosa imagen.
Ya oigo los bastonazos que anuncian tus lentos pasos y mientras se aproximan, llueven de los balcones pétalos multicolores que perfuman el aire y la paz me inunda. No lo dudo, que algo me esta ocurriendo, el sentimiento profundo de pena y ansiedad, por momentos se transforma en alegría sincera, tanta que no aguanto mas y una lágrima salta a recorrer mi mejilla, detrás de esa van mas. Suspiro profundamente, limpio mis ojos con disimulo, que tampoco quiero llamar la atención y continuo observando los movimientos acompasados de la Patrona con su pueblo. Fuente Nueva engalanada, por su perspectiva serrana es sin lugar a duda, la única de las calles que parece que la Virgen, (esperando desde el Puente) se dirigiera hacia uno con la intención de decirle algo y es tan precios el cuadro que por su intensidad se hace único. Llega al final de la calle, ¿Qué hace?, cambia la dirección y mirando hacia tras, bailando su deferencia, se oye la voz potente de una de sus hijas cantar un canto precioso, que el silencio total culmina en clamor primoroso, alguien no lo resiste y se escucha entre la gente ¡VIVA LA MADRE DE DIOS! y la multitud responde mas fuerte VIVAAA…, me fijo en mi alrededor y no soy yo solo el blandengue, que no será fragilidad cuando un pueblo entero llora de emoción al despedir a su Patrona. Los músicos tocan de nuevo, el paso comienza a andar y la gente que se retira, no lo hace del todo, unos pasos y se detiene, dan la vuelta y la vuelven a mirar. Desde el puente que tantos años la ha visto bajar Fuente Nueva, justo encima de sus ojos me apoyo en su cantería y veo como se aleja, el cuadro es de antología: Dos cigüeñas sobrevuelan el cortejo, al fondo la piedra antigua y el blanco de las casas de San Ildefonso, Macarena y Mira el Rió. En el cielo, nubarrones que se tornan en distintos grises, hacen su paseo lento, envolviendo un gris a otro gris, desplazando el oscuro al más claro, pareciera que están jugando. Solamente rompe tanto calor borrascoso el recortado perfil de la ciudad y el rojo manto de nuestra Señora, que sigue su camino a la pequeña ermita de la Montaña. Fuente Nueva es testigo que los cacereños sentimos y lo mas grande es saber que siempre estas muy cerca, tan cerca que te llevamos en el corazón. Gracias Madre mía, gracias por transformar mi pena en alegría, gracias por la confianza que me infundiste aquel día y GRACIAS en definitiva por velar por tu pueblo y a los que mas quiero, que ha ellos les haré saber que tu amor es infinito y en momentos de su vida tu luz nos alumbro el camino. No siendo el mas ejemplar de tus hijos, yo te prometo que siempre recorreré el camino y como buen peregrino haga frió o calor subiré la pendiente que media entre tu casa y la mía, sabiendo que me darás la mano y desde ese momento, la cuesta se convertirá en llano, que no se diga de un hijo que no visita a su Madre, porque ya es bien sabido, que no hay un amor mas puro, que el de un hijo y una Madre. No olvidare ese día, ni olvidare la calle, Fuente Nueva fue testigo de la promesa escrita con lágrimas que cambio mi persona y siempre en mi pensamiento, en algún momento del día tendré seguro un ratito para hablar con mi Patrona. HOMENAJE A TODAS LAS MADRES
Cáceres 8 de mayo del 2.000 (la fecha no esta equivocada, realmente estas lineas se escribieron ese mismo día, dedicadas entonces en exclusiva a mi madre (EPD).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grandioso homenaje a las madres, cuanto se las quiere verdad? son únicas e incomparables.
Mer.

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