sábado, 9 de agosto de 2008

CONTRA LA PEREZA…, DILIGENCIA

En primer lugar, pido disculpas a todos los seguidores de este blog, por la tardanza en hacer una nueva entrada. Alego en mi defensa, que la época estival, da un giro rotundo en la rutina anual. Es tal, la actividad de estos días, que apenas me queda tiempo para dormir unas pocas horas y poco mas, todo el día de acá, para allá, estrujando cada segundo, aglutinando los quehaceres y redimiendo el espíritu de esa maravillosa sensación que es el descanso. He decidido no quejarme, siempre hay quien esta peor que yo. Imaginar a esas pobres almas, deambulando por las costas españolas, en busca de un hueco para pinchar la sombrilla, después de haber dado siete vueltas, buscando donde dejar el recalentado coche, que al final, mal estacionado, será recompensado con una receta de cincuenta a ochenta € (que no se libra nadie de pagar), en el mejor de los casos, pues no seria la primera vez que después de haber gastado unos buenos cuartos en el chiringuito, por haberte partido el cobre a codazo limpio, con todo titirimundi, para conseguir unas cervezas recalentadas después de haber permanecido en la barra veinte minutos sin dueño, los refrescos aguados con el cambio de estado del hielo a H2o y unas sardinas canijas y resecas, todo al módico precio de cuarenta €, sudando como un cerdo, aguantando las discusiones de los niños, las protestas de la madre y los insultos de la suegra por no hacerte oír, llegas donde dejaste el coche y ya puedes mirar…, que se lo ha llevado la grúa o te lo han robado. Malditaaa… sea. Si me permitís un consejo, para disfrutar y digo DISFRUTAR, de vuestras vacaciones, no dudéis ni un momento, en buscar el descanso en la sencillez, evitando, eso si, lo rutinario del resto del año, pero sin complicar las cosas, tener capacidad para improvisar, no todo, tiene que estar programado, si algo se tuerce, recurrir a vuestra imaginación y cambiar los planes. Son muchos los casos, donde nos rendimos ante una cadena de infortunios, pensando que mejor nos quedamos quietos, provocando en los que nos rodean, aburrimiento y desazón. Para evitar esta pereza, lo mejor es diligencia, coger una mochila, meter una botella de agua y algunas piezas de fruta, poneros las zapatillas de deporte y salir de la urbe en la que os encontréis, animar a la familia con énfasis, buscar horas apropiadas para ello y encontrar en vuestro nuevo entorno momentos para relajaros ante paisajes que no tenéis en vuestros lugares de origen. Cuando viajamos a la playa, casi siempre vamos a la misma. Seguro, que hay otras muchas en un entorno próximo con acantilados o relieves que deleitaran vuestros sentidos. Montañas o montes cercanos, que podéis alcanzar para regalaros unas preciosas vistas, o los alrededores de algún pueblo, con el encanto de sus huertos y caminos que sorprenden a su andar en cada paso que damos. Animo, amigos, disfrutar del verano, merece la pena el cansancio de la actividad, pues, sin duda alguna, es el descanso del espíritu. Como decía mi madre – CONTRA LA PEREZA… DILIGENCIA.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hay peores columnistas escribiendo en los periodicos no solo locales, tambien nacionales.




El bola

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El regreso a nuestros origenes, la pasión por la naturaleza.